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“En Boedo siento que el cielo está más cerca”

TdB dialogó con Liliana Moreno, vecina y responsable de Pan y Arte en Av. Boedo 880, para describir en este tiempo de pandemia la transformación de un espacio vinculado a la cultura y a la gastronomía por un lugar orientado a la venta de productos orgánicos, soberanos y saludables.

TdB: ¿Cómo decidieron reconvertir el proyecto de Pan y Arte en este momento?

Liliana Moreno: Es un proceso, mas cuando te aparece algo inesperado como esto de la pandemia. Nosotros veníamos mal de los años anteriores que habían sido muy duros, pero el 18 de marzo, cuando veíamos que esa semana no venía nadie al restaurant, decidimos cerrar porque ya no había gente en la calle. Entramos en una especie de oscuridad total. ¿Viste cuando no ves? No podíamos pagarle a los empleados, los servicios, la AFIP, no podíamos pagar nada. Pensas que todo se termina y no encontrás la salida. Pero sentía que no había forma, al no haber circulación de dinero, lo único que tenía eran deudas. Me acordaba de mi padre cuando lo observaba mirar la ventana cuando una piedra le llevaba la cosecha y tenía los ojos llorosos por la derrota. Bueno, hoy tengo esa sensación, la de ver que todo lo que hiciste durante toda la vida tiene este fin. Es muy triste y te sentis horrible, no veía que pudiera trabajar en otra cosa, no veía la alternativa.

TdB: ¿Qué siguió luego?

LM: Mi hijo empezó a hablarme de las verduras agroecológicas y que tenía un contacto y la verdad no lo veía. Volvía a decirme “mamá ¿y si vendemos verduras?”. Hay un proceso medio inentendible para pasar de un restaurant a vender verduras, pero, ante las pocas posibilidades que tenía de salir adelante, le dije “bueno… a ver cómo es”. Trajo al grupo “Que comés cuando comés”, son productores, jóvenes, están con esto de la verdura y con la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra). Nosotros no teníamos un peso, nos trajeron verduras y sobre las mesas del restaurant las pusimos en hilera junto a azúcar orgánica, sal del Himalaya y algunas yerbas. Ese primer sábado que fue el 2 de mayo vendimos los bolsones de verdura. Fuimos acomodando las cosas de otra manera y de repente sacamos las mesas porque no sirven para apoyar los cajones. Y bueno ¿qué hacemos? “Y mirá mamá… están las gradas del teatro. El teatro no está funcionando y no sabemos cuándo va a funcionar”. Entonces hice tripa corazón aflojé y dije: la vida me está dando esto, me está enseñando esto, tengo que abrirme a lo que está sucediendo. No pensé ni que me reinventaba ni que soy creativa, la desesperación nos llevó a esto. Acepté la posibilidad de transformarme, de cambiar, y que el restaurant tal como lo conocimos no va a existir más, pero que por ahí viene algo nuevo y que no está tan mal. Hay que pasar esto de la manera más creativa posible, porque aflojar es decir “vida decime que es lo que tengo que hacer” y hacer lo que se pueda. En esta época estamos todos un poco parecidos, con poca plata, con mucho tiempo, estamos mucho en la casa, entonces la gente se cocina y el delivery no funciona como funcionaba antes, cuando la gente no tenía tiempo porque estaba todo el día trabajando y tenía disponibilidad. Hoy eso no sucede y estamos pensando cómo alimentarnos mejor. Somos uno de los pocos lugares que hay acá en Boedo con verduras agroecológicas y fuimos sumando productos.

TdB: ¿Cómo están organizando las modalidades de venta para las verduras y para las comidas?

LM: Nosotros tenemos el WhatsApp de envíos donde la gente recibe la lista con todos los productos los días lunes y nos hacen un pedido y preparamos. Nosotros hacemos un bolsón de verduras y frutas y otro que es de verduras solas o de frutas solas. Hacemos distintas propuestas. Y además, vendemos la fruta y la verdura por kilo. También vendemos panes y comidas de las que hacíamos congeladas. Por ejemplo, de las milanesas que nosotros hacíamos con perejil, ajo, queso, pan rallado, como la hacía tu mamá, tu abuela, como se hacían antes, nosotros las congelamos y se las llevan. La carne a la masa se lleva congelada, si la quieren recién hecha también se la hacemos, pero en general, se llevan mucho congelado. Esa es una alternativa impensada. Después, empezamos a buscar proveedores de leche orgánica, de tambo, la harina integral orgánica, y empezamos a darnos cuenta de que es algo codiciado por el público: alimentarse de otro modo.

TdB: Cuando comenzaste la charla dijiste que llegaron al 18 de marzo ya con serios problemas económicos. Me imagino que esos problemas económicos tienen que ver con las políticas del gobierno anterior…

LM: Nosotros todo el proceso de Macri lo padecimos bastante. Empezamos a tener problemas impositivos que no habíamos tenido en todas las gestiones anteriores. Veníamos con la filosofía de los 12 años anteriores, donde la cosa funcionaba realmente. Evolucionaba el emprendimiento y evolucionaba la gente. Los cuatro años que pasamos fueron terribles, empezamos a ver la debacle, y eso que somos bastante ordenados y siempre hemos tenido para poder aggiornarnos. Pero no había forma. No daban los números. Esto fue como el acabose.

TdB: ¿Cuál es la situación actual con respecto de la oferta cultural, la continuidad de talleres, propuestas artísticas? Imagino que todo eso está sin funcionamiento y que eso encierra una tristeza importante.

LM: Estoy ensayando una obra por Zoom y me cuesta bastante adaptarme a estas nuevas modalidades. El teatro es cuerpo en vivo. No reniego de lo audiovisual pero es otra expresión artística, no es teatro, eso es una cosa que ya me hace ruido. De todas maneras, muchos compañeros están dando clases vía Zoom y les funciona y me parece muy bien. El teatro siempre lo hemos sostenido con el restaurant, a pesar de que siempre ha sido un lugar subsidiado por el Estado. Siempre hemos oficiado de productores y nunca hubo necesidad de generar más recursos para darle valor a lo cultural. En el último tiempo era pérdida total. No creo que el teatro pueda continuar. Por ahora, me parece muy difícil. Incluso, por lo que he hablado con alguna gente que está trabajando en lo que es la nueva urbanización, se están pensando lugares más dinámicos donde la gente circule y no se estanque a ver un espectáculo. Me parece que tenemos que tener la vacuna antes porque te da temor tener a alguien sentado al lado.

TdB: Desde tu lugar ¿qué impacto pensás que va a tener o que ya tiene en el circuito cultural del barrio de Boedo?

LM: Timbre 4 también está vendiendo verdura e imaginate que tenían mil alumnos. Hoy siguen dando clases virtualmente, pero el público se reduce. Estos teatros y espacios no convencionales crecieron mucho en el gobierno de Néstor Kirchner. Me acuerdo de una decisión de Aníbal Ibarra, que habilitó los espacios culturales y teatros independientes. Hoy estos lugares no se van a poder sostener, será muy difícil y no sé de qué manera se van a transformar, pero inevitablemente tendrán que hacerlo, habrá que aprender una nueva forma, porque el teatro siempre resurge.

TdB: ¿Qué rescatás del Boedo de ayer y de hoy?

LM: Soy mendocina y en Buenos Aires para encontrar el cielo hay que venirse a Boedo. En Boedo siento que el cielo está más cerca y me parece que es un barrio que tiene muchísimos valores culturales. Si vamos a la historia, la editorial Claridad, todos los teatros que había en la calle Boedo. Creo que algo de eso siempre se va a refundar porque está en la memoria del barrio, es un barrio con cultura, con mucha propiedad de valores culturales, eso no creo que se termine, sí creo que se va a transformar. Me parece que hoy lo que estamos viviendo es un momento muy duro. Veo colas en la fiambrería y en el banco. Veo que hay poca gente en los comercios aún. De a poquito supongo que con protocolos iremos teniendo más actividad. Nosotros, por ejemplo, en el espacio tenemos la posibilidad de que entren cuatro personas por los metros cuadrados que tiene el lugar. Trabajamos con todo el protocolo del alcohol antes, sanitizante en la puerta, la distancia social. Pero qué se yo, está bravo. Hoy hay miedo al contagio y a que tu trabajo no funcione porque no entra nadie. Hay que tener paciencia y pasar esto lo mejor que podamos. Tenemos que tener la responsabilidad personal de cuidarnos y cuidar al otro y poder seguir trabajando. Boedo va a crecer muchísimo y tiene muchísimo futuro.

TdB: Además es un barrio que está habitado cada vez más por gente joven…

LM: Es que son buscados porque son barrios con mucha autenticidad, con mucha verdad. Me parece que hay que cuidar este sur, va a ser muy valioso y necesario, porque ya el norte no tiene lugar. En esta época y en este momento nos está quedando lo esencial, porque en definitiva es lo más importante. 

TdB: Este mes se festeja el día del barrio de Boedo, ¿conocés la historia?

LM: Ya que hablamos de resguardar lo esencial, Mariano Boedo fue uno de los que también se encargó de mantener ese tesorito de la independencia bajo sus brazos. En tiempos de pandemia, también toma otro sentido su historia, porque el barrio de Boedo ha sido muy combativo y ha habido mucha lucha desde las bases. Hay un valor muy importante desde lo histórico, y desde lo cultural. Creo que desde los productores o desde los comerciantes que hay acá uno puede ir revalorizando un montón de cosas, hasta ponernos de acuerdo en cómo trabajar una fachada, en cómo cuidar una calle, una esquina. Se pueden hacer muchas cosas sin que signifiquen una inversión, sino una conciencia.

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