
Una pareja de ladrones tocó timbres para detectar viviendas vacías y robó en plena tarde. Quedaron grabados y la policía investiga.
La tranquilidad de una tarde de martes en Almagro se vio interrumpida por un robo que dejó en alerta a todo un edificio. El 8 de julio, cerca de las 14.30, una pareja de delincuentes ingresó a un departamento del barrio porteño y lo desvalijó en apenas 45 minutos, utilizando un método tan simple como inquietante: tocar todos los timbres para saber qué vivienda estaba vacía.
Las cámaras de seguridad registraron cada movimiento. El hombre, con una tarjeta en la mano, abrió la puerta de acceso del edificio sin dificultad. Su cómplice, una mujer camuflada con gorra, anteojos oscuros y un celular, permaneció en la vereda tocando uno por uno los timbres. La maniobra era clara: confirmar la ausencia de los propietarios y avisar a su pareja cuándo actuar.
Giuliana, la dueña del departamento robado, relató que se cruzó con los ladrones al salir junto a su hijo. “Ella tocaba el timbre incansablemente. Se aseguró de que no había nadie”, contó. Minutos después, el hombre se dirigió al tercer piso y forzó la puerta con una barreta, rompiendo la cerradura que estaba cerrada con doble llave.
El interior del departamento quedó completamente revuelto. “Para mí buscaban plata, pero no encontraron. Se llevaron todo lo que pudieron: computadora, cámara de fotos, perfumes, planchita, camperas… lo que entraba en la mochila”, detalló la víctima.
Los videos muestran que, durante el robo, la mujer hablaba por teléfono y en un momento le dijo al ladrón: “Bueno, está bien, te espero abajo”. Una vecina llegó a pedirle que dejara de tocar el timbre, sin saber que formaba parte del plan delictivo y agregó un dato que preocupa: “El día anterior ya habían tocado timbres en mi departamento y en otros. Estaban probando. Abrió la puerta con una velocidad y tranquilidad impresionantes. Sabía que desde adentro, sin llave, no podías abrir”.
Tras la denuncia en la comisaría, la policía analiza las grabaciones del edificio y de las cámaras de la zona para identificar a los delincuentes y determinar hacia dónde escaparon. Por la forma de actuar, los investigadores sospechan que no sería la primera vez que utilizan esta modalidad.
El episodio encendió las alarmas entre los vecinos, que comenzaron a reforzar medidas de seguridad. Entre las recomendaciones que circularon figuran no abrir a desconocidos, instalar mirillas digitales y coordinar entre los consorcios para detectar movimientos sospechosos.
Más allá del valor de lo robado, el caso volvió a poner sobre la mesa un problema que preocupa en la Ciudad: la facilidad con la que los ladrones pueden vulnerar cerraduras y acceder a los edificios. En Almagro, como en muchos otros barrios porteños, la sensación de seguridad se resquebraja cuando, en plena tarde, un departamento puede ser desvalijado sin que nadie logre evitarlo.