
El pasado miércoles 28 de mayo, en una protesta especial cientos de “eternautas” investigadores, científicos y becarios del Conicet se congregaron en el Polo Científico y Tecnológico de Palermo para tratar de evitar que el país se quede sin ciencia y sin futuro.
Desde media mañana, caravanas de eternautas, en alusión a la afamada historieta y ahora serie de Netflix “El Eternauta”, recorrieron Buenos Aires para reunirse en el Polo Científico Tecnológico, en Godoy Cruz y Paraguay, e intervenir así el edificio de la ciencia.
Es que, nunca en la democracia la inversión en ciencia y tecnología fue tan baja. Es aún menor que en 2002 y se acerca a la realizada por la última dictadura militar.
El CONICET, está cerrado a nuevos ingresos. Una gran cantidad de jóvenes científicos que se forman en las universidades públicas tienen que emigrar o dejar sus carreras.
Se suspendió toda la financiación de las actividades científicas. No hay fondos para reactivos de laboratorio, insumos, ni para mantener los servicios mínimos de los centros científicos, como la limpieza o la seguridad.
No se repara ni actualiza el equipamiento. Toda la inversión en infraestructura de ciencia y tecnología se va perdiendo día a día.
La ciencia nacional perdió más de 1.200 trabajadores solo en 2024. Los salarios de los científicos perdieron un 30% de poder adquisitivo desde diciembre de 2023.
“No al cientificidio”, “Nadie se salva solo”, “Una nieve tóxica contra la ciencia y la universidad”, se pudo leer en los muchos carteles y banderas que sostenían científicos disfrazados con la estética del cómic.

Redactor de www.tintasdeboedo.com.ar