lunes, octubre 20

“Narices” vuelve al Parque Centenario

La obra que sigue emocionando a grandes y chicos.

El Anfiteatro del Parque Centenario se prepara para recibir nuevamente a Narices, el clásico infantil de Hugo Midón con música original de Carlos Gianni, los días viernes 16 y sábado 17 de febrero a las 20 h, con entrada gratuita hasta agotar la capacidad del lugar. Más que un espectáculo, Narices es un hito de la historia teatral argentina, un puente entre generaciones que continúa regalando alegría, reflexión y magia a quienes se acercan a verla.

Estrenada en 1984 en el Teatro Lorange (hoy Apolo), apenas unos meses después del regreso de la democracia, Narices se presentó en un país que buscaba recomponerse social y culturalmente. En ese contexto de renovación y entusiasmo colectivo, la obra de Midón irrumpió con un aire de celebración y libertad, ofreciendo a niños y adultos un espacio donde la risa, la música y la imaginación se entrelazaban de manera única. La propuesta fue recibida con entusiasmo inmediato: la obra logró lo que pocas alcanzan, unir generaciones en torno a un mismo lenguaje artístico y emocional.

Hugo Midón, reconocido por su particular sensibilidad hacia el universo infantil, creó Narices con la intención de reflejar la riqueza de la infancia y su capacidad de asombro, sin subestimar la mirada adulta. Carlos Gianni, con su música original, acompañó esta visión con composiciones que combinaban humor, ritmo y poesía, logrando que cada escena se convirtiera en una experiencia multisensorial. Juntos construyeron un espectáculo donde la alegría y la inocencia no estaban reñidas con la inteligencia y la reflexión, y donde cada detalle estaba pensado para emocionar y sorprender.

La obra no solo divierte: es un espejo de la historia reciente argentina. Los años posteriores al retorno de la democracia fueron de efervescencia cultural, y Narices refleja ese espíritu de reconstrucción colectiva, de apertura y esperanza. En su tiempo, la obra funcionó como un catalizador de emociones, un lugar seguro donde los niños podían explorar su creatividad y los adultos recordar la importancia de la imaginación, la risa y la celebración compartida. La historia de Narices demuestra que el teatro infantil puede ser un espacio de memoria y cultura, y que la mirada de los artistas tiene el poder de transformar la sociedad y generar experiencias que trascienden lo individual.

Quienes asistieron a las primeras funciones recuerdan cómo cada gesto y cada canción abrían un mundo de posibilidades: los colores vibrantes, las luces que danzaban sobre el escenario y la música contagiosa creaban un universo donde todo era posible. La obra logró que los espectadores se involucraran emocionalmente, participando de la historia y llevándose consigo no solo risas, sino también la sensación de formar parte de algo más grande: un acto colectivo de creación y disfrute.

El regreso de Narices al Parque Centenario permite revivir esta experiencia en un espacio emblemático de la ciudad, al aire libre, donde la conexión con la comunidad se potencia. Más que un evento teatral, la función se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre el poder del arte en la construcción de la identidad, la memoria y la alegría compartida. La obra sigue vigente porque, más allá de su contexto original, habla de lo universal: la infancia, la libertad, la imaginación y la importancia de compartir momentos culturales que nos unan como sociedad.

La experiencia de ver Narices hoy mantiene toda la frescura y el humor que la consagraron, pero también invita a la mirada adulta a reconocer el valor histórico y emocional de la obra. Cada función es un recordatorio de que el teatro puede ser un lugar donde se mezclan emociones, aprendizaje y disfrute, y donde se celebra la capacidad humana de soñar, crear y emocionarse.

El público que se acerque al Anfiteatro del Parque Centenario podrá disfrutar de una obra que combina tradición y vigencia, donde los actores vuelven a dar vida a personajes que ya forman parte de la memoria colectiva argentina. La risa de los niños, la complicidad de los adultos y la música que atraviesa generaciones confirman que Narices es más que un espectáculo: es un patrimonio cultural en movimiento, un testimonio de la fuerza del arte y un homenaje a la imaginación.

No te pierdas la oportunidad de vivir la magia de Narices en vivo. El viernes 16 y sábado 17 de febrero a las 20 h, el Parque Centenario se llenará de música, color y alegría, recordándonos que el teatro infantil es, en esencia, un acto de celebración, emoción y memoria compartida.

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