
En reclamo de mejoras salariales, la manifestación formó parte de una jornada nacional impulsada por el gremio.
Este martes por la mañana, trabajadores del sector salud realizaron una protesta frente al Hospital Italiano de Buenos Aires, ubicado en la esquina de Perón y Palestina, en el barrio de Almagro. La manifestación fue parte de un reclamo más amplio impulsado por el sindicato Sanidad, en busca de una recomposición salarial frente a la negativa empresarial a mejorar las condiciones laborales.
Sobre la esquina de Perón y Gascón se desplegó una bandera clara y contundente: “Sin salario no hay salud”. En las puertas de vidrio del hospital, los manifestantes pegaron afiches del sindicato con consignas similares. La escena fue acompañada por una serie de banderas que representaban distintas facciones gremiales, unidas en esta jornada de reclamo.
Desde Sanidad, el sindicato expresó en redes sociales: “Desde todos los rincones del sector asistencial, seguimos firmes en nuestros lugares de trabajo con asambleas y reclamos. Exigimos una recomposición salarial frente a la mezquindad de los empresarios. Nuestra lucha no se detiene”.
Durante la protesta, los trabajadores ocuparon parte de la vereda y el cordón de la calle, sin cortar el tránsito sobre la avenida Perón, que permaneció habilitado. En el lugar hubo presencia de agentes de tránsito del Gobierno porteño, quienes ordenaron la circulación vehicular sin incidentes.
A pesar de la protesta, la atención médica dentro del hospital continuó normalmente. Este tipo de medidas, explicaron los manifestantes, busca visibilizar la situación crítica que vive el personal sanitario sin afectar el derecho a la salud de la población.
El reclamo se suma a una serie de acciones gremiales que Sanidad viene llevando adelante en distintos establecimientos de salud, públicos y privados, frente al deterioro de los salarios en un contexto económico adverso. En un barrio como Almagro, con fuerte presencia de centros de atención médica, estas manifestaciones no pasan desapercibidas y revelan el pulso de una crisis que también se libra en los pasillos de clínicas y hospitales.