Julieta Lacivitta y Estefanía Vanesa Romero comenzaron a ser juzgadas luego de estar acusadas por el crimen del financista Carlos Walter Molina en noviembre de 2021 en un departamento del barrio de Almagro.
En noviembre de 2021, el financista Carlos Walter Molina había sido asesinado de un tiro en un departamento del barrio de Almagro. Ahora dos mujeres acusadas de este crimen comenzaron a ser juzgadas en los tribunales porteños. Pero solo una de ellas aceptó aceptó ampliar su declaración indagatoria y negó su participación en el crimen.
Se trata de Julieta Lacivitta y Estefanía Vanesa Romero, a quienes se les imputa el “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”. Según fuentes judiciales, la primera está acusada de ser “partícipe necesaria” del crimen y permanece alojada en la cárcel de Ezeiza; mientras que la segunda fue procesada como “partícipe secundaria” y cumple con un arresto domiciliario.
Por este hecho, Eduardo “Calabaza” Ajalla Cabrera, pareja de Romero y sindicado miembro de la hinchada de Atlanta, continúa prófugo como presunto autor material del asesinato y por el cual el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de 1.500.000 pesos para quienes aporten datos para dar con su paradero.
Durante la investigación, el fiscal de instrucción Marcelo Munilla Lacasa estableció que Molina fue asesinado luego de ser citado el 19 de noviembre de 2021 al departamento “C” del piso 10 de un edificio ubicado en avenida Díaz Vélez al 3700 para realizar el cambio de 7.500 dólares.
Según consta en el procesamiento dictado por el magistrado Fernando Caunedo, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 10, Molina fue citado en tres oportunidades por una mujer que se identificó como “Camila”, con quien realizó dos operaciones de compra venta de 1.200 y 3.000 dólares, y quien días después le solicitó efectuar una tercera de 15 mil.
Para el fiscal, Molina fue citado a las 18 del 19 de noviembre de 2021 por Lacivitta al departamento de Díaz Vélez y al ingresar “fue sorprendido por alguno de los imputados -posiblemente ´Calabaza´, por una cuestión de fuerza física-, quien lo golpeó y le disparó en el tórax con una pistola del calibre 9 milímetros”, para luego darse a la fuga “dejando en el lugar treinta y cuatro mil quinientos pesos, cien dólares y todas las pertenencias” de la víctima.
Si bien en un primer momento se investigó que el crimen de Molina se había cometido durante un robo, los investigadores no descartaron luego otras posibilidades debido al hallazgo de dinero y demás pertenencias en la escena.
Creen que la banda se ganaba la confianza de los denominados “arbolitos” o de financistas con cambio de moneda en importes chicos, para luego pedirles hacer una transacción con cifras más elevadas y era ahí cuando les robaban.
Ph: Télam.-
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