lunes, octubre 20

En defensa del patrimonio histórico

 

Diferentes organizaciones bajo la consigna “Se Va Buenos Aires” y frente a la legislatura porteña, se reunieron en defensa de la pérdida de identidad, patrimonio y calidad de vida de los barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En entrevista con Tintas de Boedo, María José Leveratto, arquitecta, integrante de “Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas”, repasó lo más destacado de esta jornada de lucha.

“Desde las 16 se reunieron distintos colectivos, asambleas, vecinos y vecinas organizada de los distintos barrios de Buenos Aires frente a la  problemática que se está viendo cada vez más de la demolición de edificios de calidad y baja altura con carácter barrial para la construcción de edificios de más altura, de 8 o 9 pisos. Son barrios que se ven absolutamente transformados. Luego, cada representante de las agrupaciones y colectivos vecinales estuvieron exponiendo las realidades de cada barrio. De la legislatura se movilizó hasta el Museo de la Ciudad en el contexto de la noche de los museos y se leyó un manifiesto. En ese sentido esto último fue algo muy simbólico ya que fue en el casco histórico con lo que significa patrimonialmente. La consiga Se Va Buenos Aires tiene que ver con lo que estamos perdiendo que es nuestra identidad”.

Chau casa, hola edificio

En este último tiempo es posible observar en diferentes barrios la demolición de bellas casas antiguas con un gran valor arquitectónico para dar lugar a la construcción de edificios sobre ese terreno que se pone a la venta. Esta demolición sistemática tiene como trasfondo el incumplimiento de una ley.

En el 2009 la Legislatura aprobó la Ley 3056 creando el Régimen Especial de Protección Patrimonial. La norma estipula que, los inmuebles construidos antes de 1941 deben ser evaluados por el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales para decidir si pueden ser demolidos. Sin embargo, esto no se respeta.

En esta línea de análisis Leverratto reflexionó: “Lo que pasó fue que con la modificación del nuevo Código Urbanístico se dio lugar a otra capacidad constructiva en los barrios. Sobre todo en lugares residenciales y de baja densidad poblacional se está permitiendo la construcción de muchos más metros. Con alturas máximas dividiendo unidades de sustentabilidad entonces en los barrios conocidos como de casas bajas están apareciendo edificios que vienen a romper con cierta armonía e identidad. Se están perdiendo edificios de calidad, que son patrimoniales, estamos perdiendo la memoria, patrimonio. Buenos Aires ha sido y es reconocida por su belleza arquitectónica y hoy en día un poco se está perdiendo esto. Se está reemplazando todo por construcciones anónimas y en cierta forma homogéneas, globales, similares en cualquier parte del mundo y que nos representan espacialmente a los barrios”.

Un freno al cemento

Por último, la arquitecta dejó algunas ideas para resistir a estos avances: “Para frenar la construcción por un lado se deberían catalogar más edificios y darles protección patrimonial. Dando facilidades impositivas para que esos edificios puedan mantenerse y si hace falta remodelarlos para tener nuevos usos para que no vayan a la picota. Por otro lado, revisar y modificar el código urbanístico específicamente las zonas.  Esto es fundamental porque si no gana el mercado. Los edificios en atura impactan sobre el entorno de manera directa: producen sombras, hay más autos por la cantidad de personas que habitarían el lugar, etc. Decimos siempre que la Ciudad mantiene una población estable hace muchos años, lo cual significa que no ha venido a vivir más gente, por lo tanto no hacen falta más edificios. Sí hay un déficit de acceso a la vivienda para los sectores medios y bajos, entonces la construcción termina siendo especulación o apuesta a las reservas de valor”.

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