lunes, octubre 20

Sarampión en aumento

La Ciudad refuerza la campaña de vacunación.

El Ministerio de Salud porteño intensificó la estrategia de prevención tras la detección de nuevos casos. La dosis adicional es gratuita, no requiere orden médica y se aplica en hospitales, CeSACs y escuelas. Sin embargo, la cobertura aún no supera el 21% en menores de 5 años.

Desde marzo de este año, el sarampión volvió a circular en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), encendiendo las alarmas del sistema sanitario. Con 32 casos confirmados sobre más de 2.000 notificaciones sospechosas, el Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires puso en marcha un plan de acción integral en articulación con Nación y Provincia para contener la propagación del virus y aumentar la cobertura de vacunación.

La campaña se centra en la aplicación de una dosis adicional de la vacuna doble viral (sarampión y rubéola) a todos los niños y niñas de entre 6 meses y 4 años residentes en zonas con circulación activa del virus. Esta dosis no reemplaza las previstas en el Calendario Nacional de Vacunación, sino que funciona como refuerzo preventivo en el contexto del brote.

Tres ejes estratégicos para frenar el brote

La estrategia oficial se apoya en tres grandes pilares:

  1. Ampliación del acceso a la vacunación:
    Las vacunas se aplican de manera gratuita, sin necesidad de orden médica, y están disponibles en todos los hospitales y Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSACs) de la Ciudad. Además, se instalaron unidades sanitarias móviles y se reforzó la atención durante los fines de semana. La información completa sobre puntos de vacunación está disponible en buenosaires.gob.ar/Vacunatorios.
  2. Despliegue territorial en escuelas públicas y privadas:
    Se conformaron equipos especiales de vacunación escolar, que ya recorrieron 100 instituciones educativas en seis semanas, logrando inmunizar a 2.798 niños en el ámbito escolar. Esta modalidad busca facilitar el acceso y avanzar con la cobertura en sectores donde se detectan bajos niveles de vacunación.
  3. Monitoreo y análisis de datos en tiempo real:
    A través del cruce de datos entre el padrón escolar y el Calendario Nacional de Vacunación, el gobierno porteño generó un mapa de riesgo vacunal. Esta herramienta permite optimizar recorridos, priorizar zonas críticas y orientar la estrategia territorial en función de la cobertura efectiva.

Una cobertura preocupantemente baja

A pesar del despliegue, los niveles de cobertura están lejos del objetivo. De los 620.000 niños y niñas incluidos en la campaña a nivel AMBA, solo el 20,4% recibió la dosis adicional. La Ciudad de Buenos Aires registra una cobertura del 21,5%, mientras que la provincia alcanza el 20,2%, con marcadas disparidades entre municipios: en José C. Paz, Merlo, Marcos Paz y La Matanza, la cobertura está por debajo del 16%, mientras que en General Las Heras llega al 52%.

Esta baja cobertura genera preocupación en la comunidad científica y médica. El infectólogo Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología, fue contundente: “Es inexplicable que solo el 20% de los niños hayan recibido la vacuna. La gravedad del sarampión en Argentina es extrema. No se entiende por qué el 80% restante no se vacunó”.

El especialista remarcó que el sarampión es altamente contagioso: una persona infectada puede contagiar hasta a 18 personas, y el virus permanece activo en el ambiente durante dos horas. La vacuna, en cambio, reduce en un 95% la probabilidad de enfermar.

¿Quiénes deben vacunarse?

El Ministerio de Salud estableció recomendaciones específicas según edad y lugar de residencia:

  • De 6 a 11 meses: una dosis “cero” de doble viral si residen en el AMBA.
  • 12 meses: una dosis del calendario (triple viral) y una adicional un mes después.
  • 13 meses a 4 años y 11 meses: una dosis adicional de doble viral.
  • 5 años: la dosis habitual del calendario nacional (triple viral).
  • Niños mayores sin esquema completo: iniciar o completar el esquema con triple viral y una segunda de doble viral, con 28 días de diferencia.
  • Personal de salud: dos dosis aplicadas después del primer año de vida o serología IgG positiva.

Las personas nacidas antes de 1965 se consideran protegidas y no requieren vacunación.

El impacto del sarampión en la salud infantil

Lejos de ser una enfermedad leve, el sarampión puede causar neumonía, encefalitis y otras complicaciones neurológicas graves. Según datos del Ministerio de Salud, 1 de cada 20 niños menores de 5 años con sarampión desarrolla neumonía, 1 de cada 1.000 encefalitis y entre 1 y 3 cada 1.000 pueden fallecer. Incluso años después del episodio, persiste el riesgo de encefalitis postinfecciosa.

Además, el sarampión no tiene tratamiento antiviral específico. La única forma de prevenir su propagación es vacunarse y cortar la cadena de contagio.

Vacunarse es clave… y urgente

El bajo nivel de vacunación no puede explicarse únicamente por desinformación o desconfianza. Existen también barreras estructurales: horarios limitados en vacunatorios, falta de campañas en espacios públicos o escasa presencia en los barrios. Como explicó Debbag: “Para que la vacuna llegue a quienes la necesitan, deben estar abiertos los vacunatorios, haber personal disponible, campañas móviles, vacunación domiciliaria. No es solo desconfianza, es acceso”.

La Comisión Nacional de Vigilancia, en tanto, continúa analizando 500 casos sospechosos de Enfermedad Febril Exantemática (EFE), que podrían corresponder a sarampión. La notificación de estos casos es obligatoria, y las personas en contacto estrecho deben recibir la vacuna dentro de las 72 horas o gammaglobulina antes de los seis días.

El desafío regional y la importancia de comunicar

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió sobre un aumento regional de casos de sarampión: solo en 2025 se confirmaron más de 2.300 casos en América, con muertes registradas en México y Estados Unidos. En ese contexto, la vigilancia epidemiológica y la confianza en la vacuna se vuelven pilares fundamentales para evitar retrocesos sanitarios.

Para el infectólogo Ricardo Teijeiro, el problema de fondo es la falsa sensación de seguridad: “No teníamos sarampión porque estábamos bien vacunados. Cuando baja la cobertura, vuelve el riesgo”. Y remató: “Los brotes aparecen porque un viajero trae el virus y contagia a quienes no están inmunizados”.

El Ministerio de Salud reiteró su llamado a las familias: acercarse a los centros de vacunación o autorizar la aplicación en las escuelas es fundamental para proteger a los más chicos.

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