En el 2023 se termina el mandato de Horacio Rodríguez Larreta y es saludable hacer un balance de sus políticas públicas, recordando además que sucede en la gestión a Mauricio Macri.
En este sentido, un sano ejercicio democrático es empezar a evaluar la política de transporte público, que tanta incidencia tiene en las finanzas y en el uso del tiempo en las porteñas y los porteños.
El tan querido (y olvidado) subte porteño
Si iniciamos nuestro relato por este medio de transporte, además de recordar la célebre frase de Macri en su campaña del 2007 de “vamos a construir 10 km de subte por año”, podemos notar que Horacio Rodríguez Larreta terminará sus dos mandatos sin licitar ninguna nueva obra de extensión de este medio, utilizado por el 24% de la población porteña. Definió que su política de tránsito pasa solo por el Metrobus, las Ciclovias y Bicisendas (sólo de uso exclusivo para ciclistas que no llegan al 5% de la población) y la extensión y cobro del estacionamiento medido para coches particulares en toda la Ciudad.
Lejos va quedando la ilusión de acercarnos a las redes de subte de ciudades no ya europeas, sino sudamericanas como por ejemplo Santiago de Chile que ente 2014 y 2017 inauguró la línea 6 de subte con 15 km de extensión; o San Pablo que entre el 2011 y 2018 inauguró 27 nuevas estaciones de subte. Entre el gobierno de Macri y Larreta licitaron sólo 2,8 km nuevos de Subtes en 16 años.
Horacio Rodríguez Larreta se transforma así en el primer jefe de gobierno (cargo que se creó a partir de la autonomía porteña en 1996) que no va a licitar nuevos kilómetros de subte. Esto no ocurrió ni siquiera en medio de la crisis económica argentina del 2001.
También debemos remarcar, que de los 5,1 km inaugurados por Larreta dese el 2016 a la fecha (que fueron licitados por gobiernos anteriores de la ciudad), los kilómetros de extensión de la línea E fueron ejecutados por el Gobierno Nacional.
Cabe recordar que, en el año 2001, la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó con amplio consenso la Ley 670 donde se establecieron las líneas F, G e I de subtes con sus respectivas trazas, y en el mes de abril de ese año comenzaron las obras de la línea H, la primera línea nueva en casi 60 años.
Cuando asume Mauricio Macri como jefe de Gobierno se debate la modificación a dicha ley, y mas allá que no prosperó, se votó la Ley 2710 que mantuvo las líneas F, G e I de subtes sancionada en el 2001. Horacio Larreta recién el año pasado dispuso realizar el estudio de factibilidad de la línea F, es decir pasaron 21 años, ya cumplió la mayoría de edad y no hay ninguna expectativa que se pueda concretar en el corto plazo de continuar un gobierno de Juntos o PRO.
El traspaso de las 32 líneas de colectivos y los subsidios
Entre tanto, desde hace un año, el Gobierno Nacional en el marco de la Ley 26.740 quiere traspasar a la CABA, para ejercer la competencia y la fiscalización del servicio público de transporte de pasajeros, a las 32 líneas de colectivos que inician y finalizan su trayecto en el territorio de la Ciudad de Buenos Aires.
Actualmente la Nación desembolsa cerca de $ 16.000 millones de pesos al año para subsidiar el costo del boleto de esas líneas, costo que debe asumir la Ciudad con su holgadísimo presupuesto (esta cifra no representa más del 0,5% de todo el presupuesto 2023) y recibir recursos del Fondo Compensador del Transporte como lo hace el resto de las provincias del país.
La Ciudad obviamente juega a las escondidas, porque en este tema no le conviene levantar la bandera de la autonomía porteña, aún cuando podría reasignar partidas presupuestarias para no aumentar de manera injusta el costo del boleto del colectivo. Debe tener el mismo trato que el resto de las provincias, formar parte del Fondo Compensador del Transporte por el cual el Gobierno Nacional en el 2022 transfirió a todas las provincias la suma de $39.000 millones de pesos para subsidiar el boleto de colectivo.
Esto lo reclaman también todas las provincias, donde el costo del boleto es muy superior al de la Ciudad, y la gran mayoría de las argentinas y argentinos se sienten perjudicados. Y la Ciudad, vuelvo a insistir, cuenta con recursos más que suficientes para asumir ese compromiso como el resto de las provincias sin aumentar el costo del boleto. El colectivo debe servir para acercar a los hogares ó desde los hogares a su trabajo y lugar de estudio a las personas que habitan la ciudad. Tal vez sea necesario reordenar recorridos para que no se concentren los mismos sobre zonas comerciales y darles más vida a los barrios.
A modo de síntesis
En síntesis, en la urbe más poblada del país, donde circulan más de 12 millones de personas por día, en 15 años de gobierno PRO no se discutió, ni se puso arriba de la mesa ningún plan serio de transporte y tránsito de la Ciudad. Sin extender esta nota a la política de Metrobús (acertada en la mayoría de los casos, no en todos) ni de ciclovías y bicisendas (que es saludable construirlas y usarlas pero sólo apuntan a menos del 5% de la población) ni a la política de puentes y sapitos bajo vías ferroviarias (totalmente acertada) ni a la locura de querer cobrar estacionamiento en el 80% de las calles de la Ciudad, vemos que el medio de transporte más rápido, menos contaminante, más efectivo y más usado en las grandes ciudades del mundo, como lo es el Subte, ha quedado en el olvido tanto por Macri como por Larreta.
Otra muestra más del subdesarrollo adonde nos quieren llevar.
Ph: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.-
Docente Economía U.B.A. y U.N. La Matanza. Director de BICE Fideicomisos.