“Cuerpo, vejeces, movimiento” se llamó la actividad intergeneracional que realizaron las especialistas en la temática María Govoni y Antonella Placenti en la Casa de Teresa, en donde abordaron cómo las personas atravesamos el envejecimiento.
¿Qué son las vejeces y cómo abordamos el envejecimiento en forma individual y colectiva? Esta fue una de las preguntas que guió los encuentros de “Cuerpo, vejeces, movimiento”, una actividad intergeneracional abierta a toda la comunidad en la Casa de Teresa (Francisco Acuña de Figueroa 795). La misma fue realizada por la psicóloga María Govoni y la profesora de teatro Antonella Placenti, a partir de distintos encuentros de reflexión, intercambio y movimiento.
Tintas de Boedo: ¿De qué se trató la actividad?
Antonella Placenti: Se trató de desarrollar un espacio de intercambio y actividades que se vinculen con la vejez. Pero no lo pensamos únicamente para las personas mayores, sino que lo abordamos desde un enfoque intergeneracional, porque todas las personas estamos envejeciendo desde que nacemos y la vejez es algo que nos preocupa y nos ocupa a todos. El envejecimiento nos toca, nos atraviesa, a todas las personas independientemente del momento del ciclo de vida en el que estemos. Lo pensamos a través del cuerpo, de ofrecer ese espacio de entrecruce de vivencias y de empezar a repensar cuáles son las vejeces que tenemos cerca, qué representaciones hay, qué sucede con poner sobre la mesa los prejuicios que existen y empezar a abrir un poco la forma de pensarnos.
María Govoni: En general, cuando le preguntás a alguien mayor si hace 40 años pensaban en la vejez, te dicen que no, nunca nadie se puso a pensar que esta etapa era la que venía y nos parece que justamente, en un momento donde las poblaciones están tan envejecidas, el mundo está más envejecido, tenemos que pensar qué posibilidades, qué lugar hay para los viejos. De eso queríamos hablar en este taller.
TdB: ¿Cómo surgió la idea de hacer estos encuentros?
AP: Somos dos fanáticas de las vejeces, cada una desde su marco de formación. María es psicóloga especialista en vejeces y yo soy profesora de teatro y ya hace un tiempo que me vengo metiendo en este mundo, un poco desde la investigación, desde la observación y desde la práctica. Siempre tuvimos la idea de hacer algo sobre esta temática y la Casa de Teresa fue un espacio que nos dio la oportunidad. Pensamos la actividad a partir de cuatro encuentros, en el cual uno estuvo enfocado en hablar del cambio como una constante a lo largo de la vida. Conforme vamos aceptando ese cambio, nos vamos a poder ir adaptando mejor a todo lo que va sucediendo con el paso del tiempo a nivel biológico, psicológico, necesidad social, necesidad de asistencia. Es un prepararse para la vejez.
MG: El intercambio queríamos que sea intergeneracional porque muchas veces el envejecimiento parece un accidente, cuando en realidad no lo es, es algo que se veía venir y podríamos haber hecho una estrategia para afrontar determinadas cosas, manejar posibilidades a nivel social. Se trata de pensar cómo va a ser nuestra vejez, que habría que ir pensándola desde ahora.
TdB: ¿Cómo fue la recepción de los encuentros?
AP: Fue muy buena. Nosotras nos paramos desde un lugar de facilitar el espacio, no empezamos a bajar conceptos, simplemente proponíamos dinámicas de preguntas disparadoras como para que suceda el intercambio. Los grupos fueron cambiando, pero siempre con una buena devolución y repercusión y podíamos escuchar cosas que quizás nunca se habían preguntado. Vinieron personas mayores y de mediana edad y creo que fue muy enriquecedor para esa primera pregunta de qué es para cada persona la vejez. Traían materiales propios, experiencias con determinadas situaciones, les resonaba lo que estábamos tratando.
MG: Se trató también un poco de formalizar esas intuiciones que teníamos y de abordar situaciones que suceden a diario. Como cuando un médico tiene que tratar a una persona mayor. Por ejemplo, en la representación social muchas veces el médico cree que la persona mayora no va a entender lo que le dice, entonces, esas experiencias que tienen los viejos todo el tiempo no son experiencias individuales, se configuran en viejismos (N. de R.: El viejismo es un conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a las personas mayores exclusivamente en función de su edad) y maltrato. Por eso nos parecía importante empezar a formalizar algunas cuestiones que hacen a las vejeces.
TdB: ¿Consideran que hay un mayor interés por abordar la vejez en general?
MG: Mi sensación es que hay más espacios para reflexionar estos asuntos, cada vez se va pensando un poco más. Pero, por ejemplo, hay espacios como la Facultad de Psicología, en donde te podés recibir sin haber hecho nada específico sobre la vejez. Se está hablando más del tema, pero a nivel estructural todavía no hay respuestas para esta población a nivel cultural.
AP: Tampoco hay políticas públicas. Por suerte, se está pensando más sobre el asunto, pero cuanto más lo pensás, más vas encontrando lo que está podrido, lo que hay que modificar. Hay una tendencia a homogeneizar a las vejeces, por eso hablamos en plural, cuando hablamos de vejez, no hablamos de una vejez, sino de tantas vejeces como personas posibles.
TdB: ¿Qué proyectos tienen a futuro?
MG: Nos surgieron algunas posibilidades de hacer este tipo de encuentros en otros centros culturales y en centros de jubilados. También, vamos a ver de implementarlo en otro formato. La idea es generar una participación a nivel amplio. A las personas mayores hay un momento en la vida, en donde socialmente se les exige que paren, que bajen, que no se estresen. No hay lugares que quieran escucharlos. Quizás acá se apropiaron de un espacio que precisan o requieren. Eso es lo que quisimos reflejar en este taller, quisimos que sea un espacio para escucharlos.
Redactor de www.tintasdeboedo.com.ar